Hago un breve paréntesis en mi análisis electoral para contaros mi última aventura, la colonoscopia o como dejarse meter una manguera de metro y medio por el culo.
Todo comienza un lunes cualquiera sentado sobre agua fresca mientras practico la sabia costumbre de leer recetas de cocina en el excusado, al poco comienzo a notar un ruído desgradable, un leve goteo que sale mi culo, y pienso:
Otra vez sangrando, noooooooooo...
Pues si queridos amigos era uno de esos días en los que te visita el hombre de rojo, solo en el caso de los hombres no se llama con un nombre de virgen (Regla) sino con uno de origen árabe (al-mo-rra-nas). Así que procedo a la higiene íntima con la desgradable sorpresa que el flujo no cesa, ni en la ducha (es un poco desgradable ver tu sangre corriendo bajo tus pies).
Como buen hombre de pueblo no se le da importancia bajo el lema de "como fuerte, caga duro, y manda a los médicos a tomar por culo".
Pero tras un semana de sangrados decido que esto ya es suficiente y hay que llamar al Doctor Tejada, mi cirujano, para que meta mano en el culo.
La visita, tras los saludos de rigor, acaba con la exploración digital donde no se aprecian daños a simple vista, y tacto, con lo cual procedemos a recetar la colonoscopia...
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